'Pequeña de las dudas infinitas.'


Las llamas devoraban la madera mientras se dejaban llevar por el repiqueteo de las gotas de lluvia sobre las paredes de mi habitación. La fragancia de café puro, negro, impregna el aire esta noche, una lástima que no lo haga el olor de tu piel fundido con el mío, sinceramente. Será el sonido de ese piano que se derrite con el de un saxofon, pero querido, permíteme decirte que esta noche deberías estar aquí. Aunque si fuese así no escribiría estas letras, o tal vez sí, pero con mis uñas y en tu espalda. 

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