Tú tan cabeza y yo tan corazón. 




Todos los cuerdos de la cabeza trataron de sujetar cada uno de mis sueños al mundo sensible, pero les inyecté puro helio en vena, los elevé, los llevé más allá de los sentidos, les di alas, los dejé libres. 
Volaron, llegaron lejos, pasaron Nunca Jamás y dejaron demasiado atrás todo aquello que nuestra humilde imaginación es capaz de reproducir en estas pequeñas cabezas tan escasas de colores.
Crearon nuevas sonrisas, reprodujeron amores imposibles, fabricaron besos que traspasaban los labios, hablaron de nuevas maneras de vivir la vida, imaginaban soñar, soñaban con poder imaginar.
Fueron felices, nunca les falto nada, también he de reconocer que nunca compartieron un par de veranos contigo. 
Por eso estoy aquí, atada al mundo sensible por culpa de cuerdos de la cabeza como tú, sin ganas de sentirme libre, prefiriendo volver a vivir dos minutos a tu lado que conocer todos los sueños que me quedan por soñar.

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