Burbujea en verano.

Cuando menos te lo esperes, justo entonces.

Me senté sobre los días de verano a esperar mi inspiración, pero la música alta y tu sonrisa interfirieron entre las ondas que llegaban en forma de recuerdos a mis entrañas. Están todos desordenados, modificados, previsibles y sobretodo poco ligados a lo que un día fueron. Mi corazón anhela escribir sobre aquellos paseos en los que nos devoraba la marea, sobre aquella marea que nos robaba nuestro trocito de mundo, sobre aquel trocito de mundo en el que me hiciste sentir tuya, sobre el momento en el que sentí que era tuya al que precedió quedarme sola, sola y enamorada de tu recuerdo. ¿No eres capaz de verlo? Todas las imágenes que me llegan en forma de descarga eléctrica no son más que penosas producciones que mi desesperada imaginación se dedica a producir de tanto leer, de tanto soñar, de tanto olvidar, de tanto pensar. Dejé de contar las veces que me propuse no volver a dejarte pasear por mi subconsciente, nunca sirve de nada, jugaremos a utilizar eso que llaman psicología inversa, invocaré cada noche a tu fantasma para ver si así me dejas olvidarte de una vez, ya hemos tenido suficiente, ¿no crees?