'Experimentos de laboratorio emocional.'
 
 
Encerramos el tiempo, lo contamos, lo vigilamos, lo desperdiciamos, lo tratamos de controlar, queremos hacerlo nuestro, pensar que somos nosotros los que estamos por encima de él, agarrarlo con las manos e intentar que no se escape de entre nuestros dedos mientras lo miramos impasibles.
Creamos relojes de arena, de sol, de pulsera, de salón, de torres y campanarios, de cucú, de agua, atómicos, de vela, electrónicos, digitales, de vapor, metrónomos, de ajedrez, de taxi, de foliot, de asmos, de misa, binarios, de cuarzo y algún que otro diapasón.
'Se denomina reloj al instrumento capaz de medir el tiempo natural (días, años, fases lunares, etc.) en unidades convencionales (horas, minutos, segundos, etc.). Fundamentalmente permite conocer la hora actual, aunque puede poseer otras funciones, como medir la duración de sucesos o activar una señal en cierta hora específica.'
Somos esclavos del tiempo, le ponemos precio, lo regalamos y lo vendemos. Es el recurso agotable por excelencia de los seres vivos por naturaleza y, nosotros, al ser humanos, con nuestro raciocinio, tendemos a cotizarlo demasiado alto.
Vamos con prisas, de aquí para allá, cambiando tiempo por dinero, por sonrisas, por dolor, por lágrimas y por cualquier cosa que consideremos que no nos hace perderlo.
Párate, escucha y siente, de  verdad. A veces, perder el tiempo es la mejor forma de ganarlo.



1 comentario:

  1. Aún no sé si me gusta más la imagen o el texto. Increíble, una vez más.

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