Yo no vivo, yo lo intento.


Puede que creas que estas letras no son más que el ritmo de una canción alegre que habla sobre cosas que hablan de mi sin que yo me lo quiera terminar de creer, pero ¿sabes? Esto no es más que un trozo de lo que le pasa a mis dedos cuando se vuelven locos por bailar sobre estas teclas para contarte algo. No, no sé sentir o, al menos, no contigo, no todavía y si tal vez con... Mira, no sé decidir ni hablar ni dejarme llevar, por eso me gusta el teatro, porque soy quién no soy y quien soy sí sabe decidir, casi siempre. El caso es que yo y mi sonrisa vamos en un paquete inseparable, las dos nos morimos por ver nevar y por estar en la playa al mismo tiempo y si contigo no me sale eso, pues no. ¿No? Dudar, por y para nada, porque a fin de cuentas nunca  acabo haciendo nada que tenga sentido. Si lees, si me lees, lee entre líneas, lee mis ojos cuando te miren, lee mi ausencia de miradas cuando sientas que no siento tus caricias, lee mis silencios, léeme que, en realidad, no tengo ni puta idea de escribir, esto no son más que gilipolleces que no tratan de decir nada, porque, querido, aunque hable mucho, siempre estoy callada. 

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